UNA ANALOGÍA ENTRE EL PAN Y LA VIDA
Actualizado: 31 oct 2022
Una historia apasionante que enseña y transmite. En definitiva, inspira.
En el pasado foro Gastromujeres 2019, tuvimos la oportunidad de acompañar a Olga, de seguirla al pronunciar sus palabras.
Hoy les quiero compartir a través de algo que escribí para ustedes, los pasos para hacer un buen pan y algunas cosas que he aprendido a lo largo de estos casi 10 años de llevar la vida en diálogo con las masas.
Texto y fotos por: Olga Visbal

Estudios recientes evidencian que la elaboración de pan antecede a la revolución agrícola. Ésto quiere decir que por más de 14.000 años la humanidad viene consumiendo este alimento.
En ese entonces, lo que hoy nos parece un alimento simple y con el que a veces nos relacionamos con indiferencia, se podía considerar un lujo, pues implicaba: cosechar, trillar, moler, amasar y hornear con herramientas precarias. Existe la teoría, que el deseo de acceder con más facilidad a este lujo, haya sido el incentivo principal para que cazadores - recolectores hayan decidido asentarse.
Este hecho curioso me revela lo sorprendente que es que a través del tiempo logremos devaluar algo que en un momento apreciábamos tanto. Además de explicarme por qué tenemos esa relación tan especial con el pan, me recuerda un poco al olvido que ha sufrido la mujer a lo largo de la humanidad.
Hoy les quiero compartir a través de algo que escribí para ustedes, los pasos para hacer un buen pan y algunas cosas que he aprendido a lo largo de estos casi 10 años de llevar la vida en diálogo con las masas.
1. MASA MADRE

Lo primero a hacer cuando uno se embarca en la aventura de hacer pan, es iniciar elaborando una masa madre. Ésto, aunque en lo visible es un proceso sencillo, en lo invisible es mucho más complejo.

Hacer una masa madre implica mezclar harina, que no es sino otra de las infinitas formas de la tierra, con agua y con la intensión de formar una masa que propicie la vida. Después de dejarla reposar unos días, esta masa se convierte en el hogar de millones de microorganismos vivos que forman un ecosistema. La masa madre alberga una comunidad de levaduras y bacterias que a través de hábitos de alimentación y temperatura generan un ambiente propicio para coexistir. En la medida que estos hábitos sean más rigurosos y disciplinados, la masa se hará más estable y fuerte, y más apta para hacer pan.
Exactamente de esta forma nació hace 9 años, Árbol del Pan.
"Hacer pan implica una relación con la masa, hay que conocerse y respetarse, y es en este diálogo en que se logra hacer buen pan"
Todo empezó con una intención: ¡Quiero hacer buen pan! Y luego se unieron los elementos.

Como cualquier intención no es válida sin una cuota de compromiso, me lancé a este viaje siempre teniendo presente que la disciplina sería mi mejor aliado. Y así fue como empezó todo, haciendo pan todos los días, madrugando muy temprano para poder combinar mi vida de arquitecta y de estudiante, con la de apasionada del pan.